La sensación de escuchar como "la capital de la inseguridad", no a tu país, no a tu provincia, ni siquiera a tu partido, sino a tu barrio, el barrio donde te criaste, el barrio donde jugabas a la pelota hasta la una de la mañana, el barrio donde tus padres aún viven, no deja de ser shockeante, preocupante.
El pueblo grita pena de muerta, la gente llora por las calles, los chicos ya no juegan a la pelota...
viernes, 13 de marzo de 2009
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